La otra cara de la regeneración urbana

Hoy, pasadas las 10:30 de la mañana, el alcalde Nebot llegó a la calle Los Ríos. Un pequeño grupo de simpatizantes lo esperaba en la esquina con globos celestes y blancos. Funcionarios municipales coordinaban todo. El motivo de su vista era mostrar que Los Ríos, desde la Portete hasta El Oro, está regenerada. La autoridad se bajó de la camioneta y caminó rápidamente por las aceras reparadas. Comprobó que los cables aéreos ahora son subterráneos, que los basureros estuvieran en su lugar y el aspecto de los postes metálicos; todo esto, parte de la obra de un millón 200 mil dólares que lleva ejecutando el Municipio desde hace seis meses.
El camino es corto, no más de diez cuadras de un punto a otro. Todos caminaban rápidamente, al paso del alcalde. En la mitad del trayecto, entre gritos como «¡Viva Guayaquil!» y «¡Viva el alcalde!» nadie se percató de un mendigo acostado en la vereda, apoyado en un pedazo de techo metálico. Sin zapatos y con la ropa manchada. Con las uñas largas y sucias. Sin ánimo de gesticular una palabra. Algunos pasaron, literalmente, encima de él cual año viejo. Los medios tampoco notaron su presencia porque estaban preocupados por captar el momento exacto de Nebot sonriendo y saludando con la mirada al frente. Una acción mecánica: levantar la mano, caminar, mostrar satisfacción. Así, hasta que las luces de las cámaras estén en ‘off’. Fueron segundos, cuando el mendigo quedó atrás, solo, en medio de la modernidad de la acera.
Minutos después, en sus declaraciones, el alcalde declaró: “le cambiamos la cara a la ciudad, y esto hace que la gente viva con mayor dignidad”. A esta tesis la apoyan personas como Angela Soriana, propietaria de la Mueblería Angelita, quien dijo que luego de esperar varios años, la calle se ve más elegante. Y Lionel Lino, del local Servicio Electro “Lino”; dijo que los ciudadanos contribuirán al mantenimiento con el aseo diario para no dañar el aspecto visual. Durante la jornada, Grecia Cando, concejal del cantón también estuvo presente. Al consultarle sobre el valor de la obra, afirmó que “simboliza el avance de la programación establecida a través de las obras que el alcalde dispone”.
Se sabe que la muestra de esta regeneración no duró más de una hora. Lo que no se sabe es cuánto tiempo llevaba ese mendigo ahí. Si comió o no. Si está sano o enfermo. Si vive en la calle o si tiene dónde dormir. Si se beneficia o no de esta obra. La gente vio que la fachada de la calle Los Ríos es moderna, pero nadie observó la otra cara de la renovación. La otra mitad del paisaje.

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